Apoyos para el aseo de las partes íntimas del cuerpo
Pautas de Buenas Prácticas
Es necesario realizar como mínimo un aseo diario de la zona genital, pero es muy posible que, en algunos casos, resulte necesario realizar más de un aseo diario de esa zona: es un área del cuerpo particularmente propensa a la proliferación de bacterias y, en consecuencia, su higiene requiere especial atención.
En los casos en los que la persona esté encamada, se utilizará una cuña: su colocación es más sencilla cuando la persona tiene cierta movilidad y puede flexionar las rodillas y levantar la pelvis; si no es así, conviene girarla de costado, para poder colocar la cuña. Una vez colocada, se echa agua templada con una jarra desde el pubis hacia el ano, se enjabona, se aclara y se seca.
Es importante tener presentes algunas especificidades:
En la mujer, insistir en los labios mayores y menores y en el ano.
En el hombre insistir en los pliegues inguinales, en el escroto, y retraer el prepucio para limpiar el glande. Finalmente, limpiar el ano.
Tanto en hombres como en mujeres, es imprescindible limpiar siempre de delante hacia atrás y nunca en el sentido inverso, para evitar infecciones.
En algunos cuidados íntimos y personales la práctica tiene relación directa con cuestiones que afectan a partes sexuales del cuerpo, la expresión sexual y los comportamientos sexuales. Este tipo de cuidados genera un fuerte contacto físico y emocional entre personal y personas usuarias, lo cual puede ser experimentado por estas últimas tanto positiva como negativamente. Igualmente, el personal puede ver sus reacciones determinadas por sus propios sentimientos y sensaciones. Por ello, es preciso enfatizar la importancia de una rigurosa valoración y el establecimiento, mediante protocolos de actuación, de límites muy claros que ofrezcan a todas las personas (usuarias y personal de apoyo) indicaciones claras sobre lo que es y lo que no es aceptable en este contexto y pautas claras de actuación en tales situaciones.
Durante los periodos de menstruación, se recomienda realizar por lo menos dos higienes genitales diarias. Durante estos periodos, se recomienda la utilización de comprensas absorbentes como protección higiénica. Los tampones también pueden utilizarse, pero se recomienda que esto sólo sea en los casos en los que la mujer es capaz de ponérselo y quitárselo sola, sin ayuda física de otra persona, por tratarse de un gesto intrusivo sin finalidad médica. En tales casos, puede resultar necesario recordarle que se cambie de tampón cada cuatro horas, tiempo límite de uso para evitar cualquier riesgo de shock tóxico.
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