Apoyos para la higiene corporal
Para cada persona usuaria, será necesario determinar, en el marco de su planificación individual, el o los tipos de aseo que conviene utilizar, teniendo en cuenta sus necesidades y, en todo lo posible, sus preferencias. En particular habrá que determinar con qué frecuencia se hará un aseo completo y con qué frecuencia se optará por un aseo parcial; también habrá que tratar de garantizar el respeto de la preferencia que manifieste la persona en relación con el sexo del personal de apoyo por el que desea ser atendida.
Pautas de buenas prácticas
Al hacerlo, es necesario:
- Determinar el nivel de apoyos y el tipo de apoyos más idóneos, garantizando siempre el máximo respeto a su autonomía en relación con los gestos que sí puede realizar.El nivel de apoyos variará, lógicamente, en función de las necesidades de cada persona, y deberá adaptarse a las mismas: habrá personas totalmente autónomas, personas autónomas que requieren algo de supervisión u orientación, personas que requieren apoyos físicos más o menos intensos. El nivel de apoyo necesario debe constar en su planificación individual.
- Determinar si la persona puede o no quedarse sola en el baño o en la ducha durante el aseo:
- Cuando sí sea posible, porque su grado de autonomía lo permite, es importante que la persona de apoyo permanezca cerca y disponible para supervisar, tranquilizar o apoyar a la persona si fuera necesario; en ningún caso, debe dejarse sola a la persona durante periodos prolongados.
- Cuando la persona requiera apoyos más intensos, nunca debe dejársele sola.
El aseo completo puede realizarse en la ducha -es la fórmula más estimulante- o en la bañera y, si ninguna de las dos opciones es posible, puede realizarse también en la cama. Veamos las pautas básicas que deben seguir las y los profesionales de apoyo para cada una de las modalidades.