Ir al WC constituye una de las necesidades más íntimas de las personas, de modo que cuando necesitan ayuda es indispensable aplicar pautas que permitan prestarles el apoyo requerido con pleno respeto de su dignidad y de su intimidad. En algunos casos, el apoyo requerido será muy ligero: un simple recordatorio puede ser suficiente y, en esos supuestos, puede resultar conveniente preguntarle a la persona, de vez en cuando y discretamente, si necesita ir al WC; en otros casos en cambio, es posible que la persona necesite no sólo que se lo recuerden, sino que le acompañen y le ayuden en algunos o en todos los gestos necesarios: bajarse los pantalones o levantarse la falda, bajarse la muda, sentarse en el retrete, limpiarse, etc.
En cualquier caso, también aquí conviene tener presente la necesidad de adecuar el tipo de apoyo y la intensidad del apoyo a las necesidades y preferencias individuales.
En todos los casos, puede resultar muy útil diseñar un registro que, sobre la base de la observación, permita conocer el patrón aplicable en cada caso: cuántas veces necesita ir una persona al WC, cada cuánto tiempo, en qué circunstancias quiere ir al WC. A partir de ahí, es fácil proponer el apoyo necesario en los momentos más adecuados, ajustándose así a las necesidades individuales. Esta fórmula permite actuar de forma preventiva y evitar accidentes innecesarios que resultan incómodos y desagradables tanto para la persona como para las y los profesionales que le apoyan.