El universo de lo íntimo es necesario para todos los seres humanos, independientemente de que tengamos o no algún tipo de discapacidad. Es un universo en el que prevalece el deseo sobre las obligaciones, el sujeto sobre el grupo y el placer sobre el esfuerzo. En definitiva, se trata de un espacio en el que no rigen las normas públicas. Sin embargo, las personas con discapacidad se encuentran con serias dificultades para acceder a un tiempo y un espacio de absoluta privacidad, debido a que, en su vida, se hace prevalecer la necesidad de protección, de prevención de riesgos y de control. Y, si no se tiene derecho a la privacidad ¿cómo acceder al universo de lo íntimo?
Proporcionar el acceso a estos espacios no significa, en absoluto, dejar a estas personas sin apoyos, ignorar sus necesidades o permitir que se generen situaciones de riesgo, pero es importante que el personal respete la privacidad de las personas usuarias y que estas aprendan a respetar la de sus compañeros y compañeras en el servicio.