Lo primero que debemos hacer es prestar atención a cómo se siente nuestro cuerpo. Hay ciertos signos -aumento de la frecuencia cardiaca, respirar o tragar saliva más rápidamente, dolor de cabeza, sudoración, tensión en el cuello o en los hombros, dolor de estómago o apretar los dientes- indicativos de que estamos tratando de controlar emociones o sentimientos no siempre fáciles de reconocer.
Algunas de nuestras conductas también pueden ser señales de que estamos intentando controlar emociones de las cuales no somos conscientes:
Reconocer estas señales puede ayudarnos a afrontar de otra manera lo que las está causando.