A menudo, se considera que los incidentes de conducta aparecen de repente y, sin embargo, posteriormente, al analizar las circunstancias, suele observarse que la persona muestra una serie de indicadores fiables de que algo no va bien antes de que ocurra la conducta problemática. Estos indicios son distintos para cada persona, pero suelen manifestarse con una serie de signos observables: repetir la misma palabra o frase: "¿Qué hora es?", "yo no quiero estar aquí"; fruncir el ceño; mirar fijamente; lloriquear; andar continuamente de un lado para otro; respirar de forma agitada; etc.
Es un hecho que numerosos episodios de conducta agresiva ocurren porque las y los profesionales de apoyo no reconocemos estos signos iniciales o, más comúnmente, no modificamos su propia conducta cuando estos signos se vuelven evidentes. Definir correctamente las conductas preliminares que actúan como indicios o señales de aviso de que se acerca un episodio de crisis, nos ayudará a detectarlos y a adoptar medidas inmediatamente para evitar que la situación pase a la fase de crisis.
En las fichas que se incluyen a continuación, se analizan las diferentes formas de hacerlo, es decir, de responder a una conducta antes de que empeore. Es importante tener presente que no todas las estrategias son válidas en todos los casos: su idoneidad depende de la persona, del contexto, de las circunstancias y del tipo de conducta. En cada caso, será necesario recurrir a la o las estrategias que mejor se adecúen al conjunto de factores presentes.