Al igual que durante el resto del ciclo vital, durante la vejez, las necesidades de las personas son variadas y debemos tratar de darles cobertura de forma individualizada, a través de una amplia gama de servicios, sociales pero también de otros ámbitos (en particular de salud) que, por sí mismos o de forma combinada, sean susceptibles de adaptarse a esa diversidad e individualidad, ya se trate de necesidades de alojamiento permanente, de respiro familiar, de atención diurna o de ocio, o de necesidades más particularmente ligadas a esa nueva fase del ciclo vital:
- Programas de preparación a la jubilación para quienes van a dejar de ejercer su actividad laboral u ocupacional, que les ayuden a desarrollar actividades culturales, de ocio o de voluntariado, que les resulten significativas y que les permitan seguir manteniéndose ocupadas durante el día, tratando así de evitar situaciones de aislamiento social, de frustración y de pérdida de autonomía.
- Servicios orientados a la protección económica de la persona con discapacidad, al objeto de tramitar el acceso a una pensión de jubilación digna tanto para quienes hayan trabajado en el medio laboral ordinario como para quienes lo hayan hecho en el medio laboral protegido, y una pensión de jubilación no contributiva para quienes no hayan tenido la oportunidad de integrarse en el medio laboral.
- Servicios orientados a la protección jurídica de la persona, a través de entidades tutelares, para los casos en los que la persona requiera una representación jurídica, ya sea una tutela -afecta a todas las áreas de la vida-, ya sea una curatela -afecta únicamente al área económica-, supuesto que se da con frecuencia en esta fase del ciclo vital al coincidir con la imposibilidad de los padres u otros familiares para seguir desempeñando esta función.
- Programas orientados a cultivar la espiritualidad, a adquirir habilidades para el afrontamiento del duelo, a desarrollar la autoestima, etc.
- Programas orientados a la promoción de la salud y prevención de la enfermedad, con el fin de favorecer el mejor estado físico y mental posible.
- Servicios de día adecuados a las nuevas necesidades.
Esta progresiva adaptación a las nuevas necesidades debe hacerse, lógicamente, como en fases previas del ciclo vital, desde una perspectiva interdisciplinar, en el marco de la Planificación Centrada en la Persona.