Es esencial otorgar prioridad a la utilización del WC, independientemente de los apoyos que sean necesarios y, para ello, conviene que sea totalmente accesible y disponga de las adaptaciones más idóneas para que la persona con discapacidad se sienta segura cuando lo utiliza.
Puede darse el caso, no obstante, de que a pesar de las adaptaciones y de los apoyos, no sea posible utilizar el WC, debiendo utilizarse una bacinilla o un orinal en la cama, siendo necesario mostrarse especialmente cuidadosos si la persona comparte habitación con otra. En todos estos casos, deben adoptarse pautas que favorezcan el respeto de la intimidad y que eviten que el resto de las personas usuarias y del personal entre en la habitación mientras la persona está haciendo sus necesidades.
Al igual que en el caso del aseo, puede ocurrir que una persona con discapacidad se niegue a que un miembro del personal permanezca en el WC mientras ella lo utiliza. En tales casos, y siempre que sea posible, es decir, siempre que el nivel de riesgo sea asumible, conviene respetar esta opción. Esto implica, lógicamente, que sea necesario evaluar, no sólo el nivel de apoyo que requiere la persona, sino también valorar el grado de riesgo que asumiría en caso de permanecer sola en el WC, así como las opciones intermedias que permitirían a la vez garantizar la seguridad, limitar los riesgos y respetar y derecho y su deseo de intimidad. Esta valoración individual puede llevar a que se adopten algunas medidas orientadas a limitar el nivel de riesgo asumido; por ejemplo, establecer sistemas de aviso. En cualquier caso, conviene tener cuidado de no dejar a ninguna persona sola en el WC durante un periodo de tiempo demasiado largo; el personal debe estar siempre atento y dispuesto a intervenir si fuera necesario.
Sin perjuicio de lo anterior, es inevitable que, en determinados casos, las personas usuarias requieran la presencia continua de personal de apoyo en el WC, debido, por ejemplo, al riesgo de crisis epilépticas o al riesgo de manipulación de las heces. En tales supuestos, es importante velar por garantizar la privacidad en todo lo posible sin dejar de prestar el apoyo necesario: salvo cuando resulte imprescindible para responder a las necesidades de la persona, conviene que sólo un miembro del personal permanezca en el WC o para garantizar tanto la seguridad de la persona atendida como la de la persona de apoyo.
Pautas de Buenas Prácticas para la Prevención de Infecciones
Es esencial practicar un riguroso control de la higiene. Muchas enfermedades, algunas graves, se adquieren por el contacto con la orina o con las heces, de modo que deben adoptarse medidas tendentes a prevenir estas situaciones: