En la tradición psicofisiológica existe una línea de investigación muy afianzada acerca de la relación existente entre los parámetros fisiológicos y las emociones en personas sin discapacidad.
Las investigaciones sobre la psicofisiología de las emociones se han centrado sobre todo en las conexiones entre las emociones y los sistemas nerviosos autónomo y somático; dentro del sistema nervioso autónomo, el tema central de estudio ha sido la diferencia entre el simpático (que nos prepara a la acción) y el parasimpático (que mantiene el equilibrio del cuerpo). Pues bien, estos métodos interpretan las respuestas cardiovasculares, electrodérmicas, respiratorias y las respuestas músculo-faciales, como indicadores de activación simpática o parasimpática.
Muy recientemente, en 2010, han empezado a realizarse estudios acerca de estas conexiones en personas con discapacidad intelectual profunda y múltiple. El primer estudio que trata de aplicar este enfoque es muy reciente, y ha sido realizado por Vos, De Cock, Petry, Van Der Noortgate, y Maes en 2009 ("Do you know what I feel? A first step towards a physiological measure of the subjective well-being of persons with profound intellectual and multiple disabilities". En: Journal of Applied Research in Intellectual Disabilities, 2010, Vol. 23: 366-378.). Aunque estos primeros resultados son poco concluyentes -al tratarse de un primer estudio sobre la materia se optó por limitarlo a tres sujetos- constituye, sin duda, la apertura de una vía de investigación que será necesario reforzar, en la medida en que constituye una forma objetiva de medición del bienestar subjetivo, que, contrariamente a los métodos basados en la observación conductual por informantes, no se ve sujeto a las variabilidades propias de estos últimos.
Experiencia en la medición de parámetros psicofisiológicos
En fechas recientes, se ha iniciado un proyecto entre La Fundación Uliazpi y el Centro de Investigación Aplicada Tecnalia para colaborar en el desarrollo de tecnologías de apoyo para personas con discapacidad intelectual. En concreto, ambas entidades trabajarán conjuntamente en el desarrollo de herramientas que mejoren la comunicación emocional, los cuidados personales y el bienestar de personas que, por su discapacidad, tienen problemas para expresarse y dar a conocer sus necesidades emocionales, físicas o mentales a sus cuidadores y cuidadoras.
El dispositivo está formado por un pulsímetro que mide la variabilidad del ritmo cardiaco y algunos parámetros extraídos de éste. El pulsímetro, a su vez, está conectado a un teléfono móvil, que recibe la información y, al procesarla, reconoce la valencia del estado de ánimo del paciente, es decir, si es positiva o negativa y, además, mide su intensidad. +El móvil tendrá una doble función: