El bienestar emocional de una persona depende también de las posibilidades que realmente tenga de entender el mundo que le rodea, de que le entiendan y le comprendan. Desde este punto de vista, promover su bienestar emocional implica favorecer su relación con su entorno directo, posibilitando o reforzando su comunicación.
Una comunicación efectiva no se basa sólo en la capacidad de las personas para entender y para expresar, sino que exige la conjunción de una serie de factores, a saber, los medios disponibles para comunicar, las razones que llevan a comunicar y las oportunidades para poder hacerlo, que se constituyen en variables imprescindibles de una comunicación efectiva. De ahí que resulte necesario que todas las y los profesionales de apoyo, en los diferentes servicios con los que se relaciona la persona, conozcan su forma de comunicarse y los medios que requiere para poder hacerlo, y fomenten la aparición de la intención comunicativa, mediante una escucha activa, empática y responsable.
Para que una comunicación sea efectiva es esencial que estas tres variables funcionen conjuntamente, es decir, que, de forma simultánea, existan medios, razones y oportunidades para comunicar (véase el tema de este Banco de Buenas Prácticas sobre Comunicación).