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Apoyos para alimentarse

Apoyos para comer y beber

La comida es un acto social y, como tal, constituye una ocasión particularmente propicia para relacionarse, de modo que lo deseable es poder compartir la hora de la comida con otras personas, en un entorno apropiado y agradable, que favorezca la conversación entre quienes comparten mesa.

Para asegurarse de que las personas puedan disfrutar de la comida, es necesario acordarse de adoptar, antes de comer, algunas medidas:

  • ofrecerles la posibilidad de ir al baño antes de sentarse a la mesa;
  • asegurarse de que llevan puesta ropa cómoda;
  • asegurarse de que están bien sentadas: verificar si la silla de ruedas encaja bien con la mesa, comprobar la colocación adecuada en función de si la persona es diestra o zurda, etc.;
  • verificar que la mesa está a la altura adecuada;
  • cerciorarse de poner a su disposición los productos de apoyo que mejor se adaptan a sus necesidades;
  • adoptar las medidas que resulten más adecuadas para respetar la intimidad de las personas que, debido a sus discapacidades, comen de forma inadecuada, y para respetar el derecho de personas usuarias a quienes tales conductas pueden resultar muy molestas;
  • respetar el derecho de elección, dando a las personas usuarias la opción de sentarse a la mesa con quienes presenten mayor afinidad; si así lo desean, respetar su deseo de comer solos;
  • en su caso, ofrecer a la persona la posibilidad de comer en una sala distinta del comedor (por ejemplo, en su habitación, cuando se trate de servicios residenciales) y en diferentes horarios, cuando se sientan indispuestas.

Buenas prácticas para prestar apoyos para comer

  • Cuando las personas necesitan ayuda para comer es fundamental articular los apoyos más idóneos para responder a sus necesidades individuales: tener en cuenta sus hábitos alimentarios, sus preferencias, su grado de autonomía y su capacidad de decisión a la hora de optar por unas u otras pautas de alimentación.
  • En todo caso, debe recurrirse a estrategias que mantengan o incrementen, en lo posible, su autonomía y su implicación directa:
    • Tratar a las personas de acuerdo con su edad.
    • Respetar su ritmo y darles tiempo para oler, probar y tocar (en los casos en los que sea apropiado) la comida que se les sirve.
    • Prever un tiempo suficiente para que puedan comer con tranquilidad y, en lo posible, hacer un rato de sobremesa. Es importante que la comida sea una actividad agradable y relajada porque puede incidir en una mejoría en el apetito.
    • Servir los alimentos a la temperatura adecuada, ni demasiado fría ni muy caliente (conviene tener especial cuidado cuando la comida se caliente en microondas).
    • Si la persona no tiene muy buena sensibilidad en la lengua o en la boca, comprobar la temperatura del alimento antes de dárselo, para evitar quemaduras.
    • Ajustar la cantidad de alimento servido a las necesidades y/o gustos de la persona usuaria.
    • Estimularla al máximo para que haga todo lo que pueda de forma independiente, proporcionándole los productos de apoyo que resulten más idóneos en cada caso: cubiertos con mangos especiales de diferente grosor, peso, longitud; platos y vasos antideslizantes; etc.
    • Asegurarse de que la persona pueda ver la comida en el plato: conviene que la comida contraste con el color del plato.
    • Asegurarse de que la persona tiene la cabeza ligeramente inclinada hacia delante, para evitar atragantamientos.
    • Si la persona puede sostener el tenedor o la cuchara, sentarse a su lado y colocar la mano debajo de la suya para ayudarle con el movimiento.
    • Si la persona necesita que le den de comer, sentarse enfrente de ella y, en lo posible, colocarse a una altura ligeramente inferior, ir explicando lo que se va a hacer y, si fuera necesario, recordarle que mastique o trague.
    • Si la persona tiene problemas de impulsividad, prever cierto control del entorno: retirar determinados objetos, colocar los utensilios en el orden en el que deben ser utilizados, etc.
    • En el caso de personas que necesiten ayuda para limitar sus movimientos y mantenerse sentadas adecuadamente, articular las medidas de apoyo más idóneas: por ejemplo, unir la mesa y la silla, poner la silla contra la pared, incorporar un soporte de metacrilato en las sillas de ruedas, etc.).
    • Dar prioridad al uso de servilletas, evitando en lo posible el uso de baberos o batas.
    • Si la persona rechaza la comida, verificar si se debe a alguna dolencia (por ejemplo, conviene verificar que no tiene llagas en la lengua o la boca); descartada una causa de ese tipo, intentar despertar su apetito: evitar elementos que puedan distraerle, optar por ir poniendo pequeñas cantidades en el plato en lugar de la ración completa.

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