La intervención con menores víctimas de violencia de género en situaciones de urgencia
¿Cómo debemos comunicar la información?
Con naturalidad; sin dramatismos ni excesiva cordialidad.
Progresivamente, poco a poco a partir de lo que el niño conoce, piensa o teme. Es necesario fraccionar las noticias para que las vaya asimilando. Por ejemplo “mamá ha decidido que lo mejor para todos es que estemos en un lugar seguro y libre de violencia”. Posteriormente, se le irá facilitando información sobre el nuevo lugar al que irán, anticipándole si es una casa de acogida, qué características tiene, planteándole la posibilidad de conocer más gente con la que compartir su experiencia, haciéndole sentir que se encontrarán en un ambiente que les dará seguridad y protección de forma temporal hasta que puedan volver a casa o reiniciar su convivencia en otro hogar como familia independiente.
Usar un tono emocional adecuado: cuando se produce la ruptura de la relación de pareja los niños o niñas pueden percibir que la persona adulta está triste así como su entorno, que lo sienten tanto cómo la niña o el niño, pero el expresar dicha emoción no les impide tener control sobre la misma. Hay que evitar decir delante de ellos expresiones como “¿qué va a ser de nosotros?”, “me quiero morir”, es necesario que los niños/as perciban que su fuente de seguridad (madre) sigue estando firme ante las situaciones críticas.
Facilitar aspectos positivos ante las pérdidas: “ahora tendremos la oportunidad de vivir en un ambiente sin miedo, donde podremos (jugar) sin tensiones y comenzar a crear una nueva relación entre nosotros/as”
Ofrecer el máximo apoyo emocional incondicional: dar al menor cercanía afectiva a través de contacto físico; abrazo, caricias, presencia,...pero sin ser forzado, sino espontáneo, teniendo en cuenta que en muchas ocasiones el área afectiva puede estar deteriorada en estos menores, presentando dificultades para expresar afecto e incluso mostrando rechazo hacia el mismo.
En los casos en los que la madre presente dificultades para la expresión de afecto (porque está aún en shock, constricción, dispersión cognitiva, excesivo nerviosismo,..), harán falta educadores/as, cuidadores/as, psicólogos/as que realicen funciones de apoyo en este tránsito para cada menor, apoyando la labor de la madre.
Las personas que deberán comunicar las situaciones de pérdida, serán aquellas que vayan a mantenerse en el proceso de duelo, es por ello que serán las personas más próximas y significativas al menor. Los y las profesionales sólo intervendrán en situaciones de último remedio, ya que es necesario facilitarle el apoyo emocional desde la persona que representa su máxima seguridad afectiva; su madre o familiar/amigo o amiga cercana.
En todo caso, se podrán realizar intervenciones conjuntas madre-profesional-menor para facilitar el proceso de comunicación.
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