- Recuperación y desarrollo de las capacidades marentales.
- Barudy, J. y Marquebreucq (2009) insisten en la importancia que tiene el buen trato a los niños y niñas a la hora de garantizar la salud, bienestar físico, psicológico y social de todos los niños y niñas.
- Para poder facilitarle a las personas menores de edad estos buenos tratos, deben darse la combinación de estos cuatro factores:
- Recursos y capacidades de las madres.
- Satisfacción de las necesidades de los niños y las niñas.
- Fuentes de resiliencia de todas las personas implicadas en el proceso.
- Recursos comunitarios.
- Estos cuatro elementos están, constantemente, relacionándose de forma dinámica entre sí, de manera que cuando las necesidades de una niña aumentan, las competencias marentales se modifican y los recursos comunitarios deben adaptarse a ella para responder a esos cambios.
- Las habilidades y capacidades que posea cada madre constituyen fuentes de resiliencia que se forjaron en su historia de vida, que pueden ser:
- Capacidad de vincularse afectivamente con su hijo o hija, supone el apegarse a ellos para así poder satisfacer sus necesidades y garantizar su vida.
- Inteligencia emocional para reconocer sus emociones y saber manejarlas en el ejercicio de madre.
- Empatía para comprender el lenguaje emocional del niño o niña (estar en sintonía con ellos).
- Implica decodificar los mensajes de los niños y niñas cuando son bebés para identificar sus necesidades.
- Creencias y modelos de cuidados que se reflejan en sus representaciones y comportamientos.
- Capacidad para utilizar recursos comunitarios y poder participar en dinámicas de apoyo social que permitan una marentalidad bien tratante.
- Reconstrucción del vínculo materno-filial
- Se trabajará:
- La autoconciencia en el rol de madre: facilitar estrategias que motiven la necesidad de poner límites y normas a los comportamientos de los niños y niñas.
- Forjar una nueva maternidad bien-tratante.
Se trata de facilitarles espacios donde puedan experimentar conjuntamente, madre e hijo o hija, situaciones lúdicas en las que se dan intercambios afectivos, pueden participar conjuntamente para la obtención de un objetivo compartido (actividades de cooperación) que permiten la unión entre ambos, es decir, permite que puedan volver a sentirse unidos en vínculos que se reestablecen y se crean a partir de lo que fue en un pasado próximo. (…)