Algunas investigaciones han probado que un límite de tiempo explícito, bien precisado al principio de la intervención:
Por eso, en el momento en que los problemas y los objetivos han sido definidos, es importante fijar con la persona el tiempo indispensable para las tareas necesarias. Una decisión común, tomada sobre la duración de la intervención, permite evitar las dificultades que plantea la terminación de la intervención.
Si el/la profesional de la intervención se ve en la necesidad de modificar la duración de la intervención y el ritmo de los encuentros, lo discutirá abiertamente con la persona y establecerá explícitamente un nuevo proyecto. La intervención desde este modelo deberá atenerse a la duración previamente fijada, que no sobrepasará jamás los tres meses, y a un número de entrevistas que no excedan las doce.