La existencia de un equipo profesional que trabaje para la puesta en práctica de este proceso se justifica en la medida en que su rol fundamental responde a una necesidad no cubierta. Esta necesidad, cuando hablamos de procesos integrales, tiene que ver con la transversalidad necesaria que piden este tipo de planificaciones.
La transversalidad sustantiva y de proceso (de un Plan de Desarrollo Comunitario) no sólo se asegura con las voluntades de la institución que promueve, requieren por lo tanto de profesionales que puedan trabajarlas con y por la comunidad.
La formación de este equipo, en cuanto a número de integrantes, vendrá dada por el ámbito territorial del plan integral y por las necesidades del propio proceso, que seguramente variarán a lo largo del tiempo. En cualquier caso, apostamos por un equipo que, como mínimo, esté formado por dos profesionales a jornada completa. Este equipo tiene que convertirse en un recurso estable y, por lo tanto, las condiciones contractuales tienen que poder ser reguladas por quien promueve el plan, esté integrado dentro de la plantilla del Ayuntamiento, u otra institución pública/privada, sea externalizada, o se opte por una combinación mixta.
En cualquier caso, la legitimación de este equipo tendrá que ser un punto importante a trabajar con los actores que forman parte de este plan, básicamente para que este equipo no sea visto como un elemento ajeno e impuesto. También se ha de destacar que aunque se cree un equipo nuevo, con unas determinadas funciones perfectamente delimitadas y básicamente al servicio del proceso, hará falta que los recursos ordinarios y, por lo tanto, algunos profesionales del Ayuntamiento y otras instituciones, se pongan también a disposición de este proceso comunitario. Esto ha de poder ser efectivo dedicando parte de su jornada laboral a algunas de las acciones que este proceso pedirá.
La necesaria consolidación de un equipo estable no excluye la necesidad de otros profesionales específicos en momentos puntuales, (arquitectos, sociólogos, educadores, mediadores,etc.) en la medida en que el plan integral se desarrolla y requiere de recursos específicos, así como si estos recursos no pueden ser alcanzados por los profesionales de las instituciones públicas. En este sentido, es necesario considerar y delimitar muy bien la dimensión y el alcance de estos recursos específicos cuando se ponen a disposición del plan y asegurar, en general, la sostenibilidad técnica y profesional del mismo para no provocar desequilibrios. Con un cuerpo teórico sobredimensionado, la comunidad ya dispone de profesionales que están trabajando en los recursos públicos.
Las intenciones del equipo comunitario
El equipo del Plan Integral de Desarrollo Comunitario trabaja por unas intenciones, estas son:
Construir ciudadanía y promover la transformación hacia un desarrollo sostenible. Es sobre el paraguas de estas intenciones, antes mencionadas, donde queremos enmarcar los siguientes criterios metodológicos que tienen que orientar su práctica en el sí de la comunidad, hacia la promoción de:
Roles y funciones principales del equipo comunitario:
Aunque atribuimos a este equipo un conjunto de roles y funciones determinadas, no necesariamente tienen que ser garantizadas por todos los técnicos que forman parte de este equipo, sino que pueden estar repartidas entre sus miembros atendiendo a diferentes figuras y/o perfiles profesionales.
Los roles y funciones por los cuales apostamos los clasificamos en los siguientes dos ámbitos o tipos de saber:
En resumen, el desarrollo del Plan integral requiere de la existencia de un equipo profesional estable que trabaje, entre otros aspectos, por la necesaria transversalidad que piden estos procesos. La orientación de su intervención se centra en la construcción de ciudadanía hacia la promoción de valores, estrategias de comprensión de la realidad, capacitación y trabajo conjunto.