(Antes de seguir adelante con el proceso participativo, es importante) darnos cuenta de hasta dónde no están incorporadas al proceso muchas de las fuerzas sociales y sectores que podrían estarlo. Para ello, es interesante que cada cual pueda aportar unas listas bastante completas de los sectores que conoce o de los que tiene referencia. Los objetivos de un primer taller pueden ser los siguientes:
Además, es importante elaborar una muestra relacional y un mapeo de posiciones de todos los actores y agentes que hayamos identificado:
Herramienta para la elaboración de mapas relacionales: muestra de los posicionamientos
Una herramienta útil para saber “quién es quién” puede ser el cuadro siguiente, en el que podemos colocar tanto a las instituciones, como a las asociaciones y a las personas individuales según se sitúen respecto al tema que es objeto del proceso.
Este cuadro puede resultarnos más fácil de rellenar ayudándonos del mapa de relaciones que hicimos anteriormente. Es importante que aseguremos sobre todo las posiciones de los sectores no organizados.
Con este cuadro nos salen unas 12 posiciones posibles en los cuadrantes que se cortan, donde podemos situar el “mapeo” de actores y relaciones. Esto nos sirve, en primer lugar, como una “radiografía de la situación problemática y las posiciones con las que presumimos que hay que contar.
Pero esta “radiografía”, además, nos puede servir para seleccionar a qué grupos es imprescindible escuchar para tener un diagnóstico con todas las “posiciones importantes” que intervienen. Una “muestra” sirve para no tener que escuchar a toda la población sino a una parte, de forma que con algunos talleres, entrevistas personales o de grupo, podamos tener la información básica necesaria.
La forma más sencilla de contactar suele ser a través de la Comisión de Seguimiento o del Grupo Motor, que habitualmente disponen de la relación de asociaciones y responsables políticos; además, lo normal es que unas personas entrevistadas proporcionen el contacto con otras (“efecto bola de nieve”).
El número de entrevistas, sin ser fijo ni rígido, podemos ponerlo entre 9 y 18 y nos tienen que asegurar que quedan recogidas, tanto las posiciones institucionales, como las de los grupos organizados y no organizados. Se suele considerar que a partir de estos números se produce lo que se llama “principio de saturación”, esto es, que los discursos y las opiniones aportadas empiezan a repetirse. De todas formas conviene no dar por cerrado el capítulo de entrevistas ya que a lo largo del proceso pueden seguir apareciendo nuevas posiciones que interese recoger.