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Análisis del estado de la convivencia en contextos locales con alta diversidad sociocultural

Convivencia, coexistencia y hostilidad: el tránsito entre distintos estados de sociabilidad

Desde esta perspectiva dinámica y transformativa, la convivencia, la coexistencia y la hostilidad son también estadios o momentos en la evolución y cambio social, constituyen prácticas sociales concretas que tienen o no la hegemonía en un determinado espacio y entre unos determinados actores. (…) Veamos porqué, cómo y cuándo se trasforma una en la otra. Como hipótesis de partida asumiremos que, si bien unas veces el detonante de esa trasformación es sobre todo un factor interno y otras veces puede haber sido un factor externo, la mayoría sino la totalidad de las veces lo que produce ese cambio es una combinación y retroalimentación de las influencias externas y de las dinámicas internas.

  • Proceso 1: cuando la convivencia retrocede hasta la mera coexistencia
    • La convivencia predominante en un determinado espacio social puede devenir mera coexistencia por diferentes razones.
      • Una de ellas es que se hayan dejado de promover las acciones dinamizadoras, sensibilizadoras, formativas, etc., que estaban consiguiendo un marco de convivencia.
      • Un punto clave en ese deterioro de la convivencia es la corporación o incluso cerrazón de cada grupo sobre sí mismo, produciendo un claro enfriamiento de las relaciones sociales. Ese proceso de enroscamiento – e incluso de guetización para el grupo más débil – puede deberse a su vez a bastantes factores; aquí señalaremos uno que parece frecuente: el fracaso de las políticas de integración e inclusión. Si éstas fallan o son parcas en sus efectos, hay grupos que se irán enroscando más y más sobre sí mismos y en una espiral peligrosa de exclusión, cerrazón, mayor exclusión, etc.
      • Otra de las líneas de pérdida de convivencia es el fracaso – otra vez por los motivos más variados – del sistema de regulación de los conflictos que hasta el momento funcionaba, actuando como desencadenante o como agravante alguna influencia externa que azuza o aviva la conflictividad.
  • Proceso 2: Cuando la coexistencia deviene en franca hostilidad
    • La coexistencia se traduce en hostilidad cuando el respeto – al menos el mínimo, o respeto pasivo- y la situación de no agresión, desaparecen por las razones que sean. La coexistencia predominante en una sociedad, ciudad, barrio o escuela, puede devenir hostilidad latente o manifiesta por diferentes motivos:
      • Uno de ellos es cuando un determinado problema o conflicto se desborda, supera la contención reinante, e impregna de desconfianza, desconsideración y conductas de rechazo a diferentes sectores o ámbitos de la comunidad.
      • Otro motivo es el avance claro, hasta llegar a hacerse con la hegemonía, de un determinado sector partidario del enfrentamiento, de la agresión.
      • Sin duda, puede pasarse directamente de una situación de convivencia a otra de franca hostilidad, pero ello es considerablemente más difícil que el paso de la situación de coexistencia a otra de hostilidad que ahora estamos analizando. La razón de ello es la siguiente:
        • es mucho más difícil agredirse entre quienes se conocen (se llaman por su nombre, se han visitado, saben de la historia y trayectoria del otro, etc.) y entre quienes tienen intereses compartidos sean estos familiares, vecinales, económicos, etc.
        • Más difícil aún, si quienes están conviviendo tienen adoptado algún tipo de acuerdo, normativa, constitución, que les une, vincula y obliga.
        • O también si quienes están viviendo juntos, ya han superado, mediante el diálogo y la negociación, malas situaciones, pruebas, retos.
  • Proceso 3: Cuando la hostilidad es superada y se establece una situación, al menos, de coexistencia
    • Lo primero que es preciso para el tránsito de la hostilidad a la coexistencia es precisamente el fin de las hostilidades. No se trata aquí de un fin de hostilidades por imposición de una fuerza coactiva y externa (por ejemplo, la intervención de la policía o del ejército) sino de la cancelación consciente, voluntaria, comunitaria, del insulto, el rechazo, la humillación, el hostigamiento, etc. Ahora bien, el mero fin de las hostilidades, con ser importante, no es en absoluto suficiente.
    • Es preciso además que la actitud de tolerarse, aunque sea en el sentido pasivo antes mencionado o incluso en el sentido de aguantarse o soportarse sin más, se haya extendido, se haya hecho mayoritaria respecto a la actitud de agresión implícita o explícita.
  • Proceso 4: cuando la coexistencia, valiosa pero insuficiente, da paso a un régimen de convivencia
    • Para pasar de la coexistencia a la convivencia es preciso que se dé una mayor interacción positiva entre los sujetos (individuales o colectivos) y que haya más conciencia y práctica de compartir aspectos claves de la vida cotidiana y social.
    • He ahí dos cuestiones de clara diferenciación: lo relacional y lo compartido.
      • Primero, lo relacional. En la coexistencia hay relación entre los sujetos, unos saben de otros, habrá relaciones comerciales habituales, etc. En la convivencia esa relación es más estrecha, más intensa y sobre todo más positiva: hay amistades, parejas mixtas, espacios urbanos o rurales de absoluta mezcla, etc. Por ello, el tránsito de la coexistencia a la convivencia requiere la voluntad decidida, el esfuerzo, la práctica continuada, de hablar con el otro, de reconocer que hay intereses divergentes y contrapuestos, de discutir sobre ello y saber llegar a acuerdos, de planificar juntos, etcétera.
      • Segundo, lo compartido. En la coexistencia pueden compartirse el espacio, la regulación jurídica, incluso la pertenencia a una misma comunidad política (un país, una región). Pero en la convivencia lo que se comparte es más amplio y relevante, y sobre todo se comparte de forma más manifiesta, explícita, con conciencia clara de que aunque se es muy diferente en tales o cuales aspectos, tanto la ciudadanía como el barrio o la escuela son de todos y todos deben defenderlos.
    • Entonces, el pasaje de la coexistencia a la convivencia puede estarse dando cuando se trabaja por el grupo cuáles son los intereses comunes y compartidos, cuando intencionalmente se crean espacios de encuentro, símbolos compartidos, etcétera.
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