Es más fácil que nos sintamos muy estresados, deprimidos o enfadados, cuando adoptamos actitudes negativas ante las situaciones o los incidentes. Cualquiera que sea el sentimiento negativo, en la medida en que sea muy fuerte o persistente, perjudicará a nuestro bienestar, a nuestras relaciones o a nuestro trabajo.
Esto no significa que se pueda acabar completamente con emociones como la depresión, la cólera, o la ansiedad. Son emociones naturales y esperables en ciertas situaciones y, por tanto, pensar que podemos eliminarlas no es realista. Sin embargo, sí lo es dar pasos para poder limitarlas o contenerlas cuando se vuelven muy fuertes o persistentes e influyen en nuestra salud física y mental y afectan a las relaciones o al trabajo.
Patrones de pensamiento proclives a generar sentimientos negativos
Para tratar de mantener esas emociones y sentimientos en niveles asumibles hay que ser conscientes de que existen una serie de patrones de pensamiento extremos, particularmente proclives a generar esos sentimientos negativos:
Muchas de esas formas de pensar que nos hacen sentir absolutamente alterados (rabia incontrolada, depresión) son hábitos de pensamiento que vamos desarrollando desde la infancia.
En el siguiente apartado, se explican algunos pasos que pueden ayudarnos a aprender a controlar nuestras reacciones ante las situaciones difíciles que tenemos que afrontar en nuestra labor de apoyo a personas que pueden presentar conductas problemáticas.