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El hecho sexual humano: sexuación, sexualidad, erótica y amatoria

El hecho sexual humano abarca a todas las personas, cualquiera que sea su cultura de procedencia, su edad o su capacidad. En su marco, se distinguen cuatro conceptos que se corresponden con realidades interrelacionadas pero diferenciadas:

  • El proceso de sexuación se refiere al hecho de construirse como hombre o como mujer, en un camino lleno de matices que situarán al individuo en algún punto del continuo.
     
  • La sexualidad es la manera en que cada persona vive el hecho de ser sexuada. Es una dimensión amplísima de la persona, que se desarrolla y evoluciona a lo largo de la vida y está íntimamente relacionada con aspectos psicológicos, sociales y culturales.
     
  • La erótica corresponde a los deseos de la persona. El deseo erótico es el impulso que nos mueve a la búsqueda de placer, y el modo de satisfacerlo es personal y muy diverso.
     
  • La amatoria se refiere a la pragmática, a las conductas que se desarrollan para satisfacer dicho deseo.


Es importante no perder de vista que el hecho sexual humano está conformado por esos cuatro componentes y, como tal, es subjetivo, lo que determina que no pueda ir referido únicamente a aspectos anatómicos o fisiológicos.

Es un proceso de aprendizaje, de exposición a experiencias de carácter emocional que van configurándonos en nuestra identidad y que, por tanto, vendrán a determinar o influir en nuestra manera de ver y aproximarnos a nuestro propio cuerpo, al de los demás, a las experiencias... Será determinante en nuestro comportamiento y estilo de relación: en condiciones normales es un aspecto vital muy reforzante y satisfactorio; bajo determinadas condiciones desfavorables -por ejemplo, un contexto de represión- puede resultar muy conflictivo.


Cuestiones básicas a tener en cuenta al hablar de sexualidad:

  • A pesar de que cuando se habla de sexualidad es frecuente tender a centrarlo todo en los órganos genitales, la totalidad del cuerpo humano es sexuado y está repleto de zonas susceptibles de ser erógenas. Por ello, cuando hablamos de relaciones sexuales o de actividad sexual nos referimos a las más variadas conductas, y en ellas puede o no tener cabida el coito. Es más, ni siquiera es necesario que la erótica se plasme en los cuerpos: a veces, las demostraciones de afecto, los susurros, las fantasías, las miradas o un simple olor pueden proporcionar un placer tan intenso como el que se produce con el contacto físico.
     
  • Hay tres cuestiones fundamentales que deberían tenerse siempre presentes a la hora de hablar de la sexualidad:
    • No son lo mismo los órganos sexuales que los órganos genitales.
    • No son los mismo las relaciones sexuales que las relaciones coitales. Las primeras pueden darse como abrazos, caricias, masturbación, masajes, etc.
    • No es lo mismo el placer que el orgasmo. Aunque el orgasmo es un momento de gran intensidad, no significa que sea el momento de placer máximo.

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