La posibilidad de elegir y de tomar decisiones es fundamental en la vida de cualquier persona e incide en su bienestar emocional, por cuanto que refuerza un sentido de identidad, de libertad y de control sobre la propia vida. Esas elecciones pueden afectar al proyecto de vida, como se acaba de ver en el marco de la planificación centrada en la persona, y afectan también a muchos aspectos de la vida diaria que, si bien pueden parecer de menor importancia, su frecuencia y su incidencia en el nivel de satisfacción con la vida es fundamental.
Esto significa que es necesario que las personas con discapacidad tengan la posibilidad de elegir, es decir, que tengan oportunidades reales de elección, y es función del personal de atención apoyar a las personas para que ejerzan de forma efectiva su derecho de elección y tomen decisiones. Algunas personas con discapacidad, cuando su discapacidad es intelectual o cuando padecen deterioro cognitivo, pueden necesitar apoyos para tomar decisiones y es esencial que se articulen medios para la toma de decisiones asistida. Cuando una persona tiene posibilidades reales de elección y de ejercer un control sobre su vida, siente que otras personas le respetan, le escuchan, confían en su criterio y le tratan de igual a igual. Todo ello refuerza un sentimiento de autoestima y de identidad.
En relación con estas cuestiones, puede resultar de utilidad consultar el tema de este Banco de Buenas Prácticas sobre "Cómo compaginar derechos individuales y condicionantes organizativos", en la que se recogen numerosas pautas de actuación que favorecen y promueven el ejercicio efectivo del derecho de autodeterminación y de elección de las personas usuarias.