En estos casos suele ser porque el padre le da pena y lo considera la víctima de la situación (porque está solo, se ha ido de casa, ha pasado por la cárcel o pasa dificultades económicas) o bien porque considera que el padre tiene razón y la madre es la culpable de la violencia. Otras veces, el niño/a se encuentra en esta posición para compensar que otro hermano/a esté al lado de la madre o bien porque ha interiorizado el discurso del padre. También puede ser que sienta que quedándose al lado de la madre le va a definir a él como víctima y esto le genera angustia y miedo.