La intervención desde el enfoque psicosocial se preocupa por la mejora de las relaciones interpersonales y de las situaciones vitales de la persona.
En este contexto, Hamilton (1950) y su concepto “persona en situación” es clave.Se refiere a la triple configuración consistente en: la persona, la situación y la interacción entre ellas.
Los términos presión interna, y presión externa son utilizados para describir como las fuerzas existentes dentro de la persona y las fuerzas existentes dentro del entorno o medio ambiente, interaccionan entre ellas y repercuten sobre la misma.
Desde esta perspectiva, los fines de la intervención van dirigidos a la resolución o reducción de los problemas provenientes del desequilibrio entre las personas y sus entornos.
Para entender a la “persona en situación” se requiere un entendimiento de la psicología, que permita a la figura profesional ayudar a la persona que tenga problemas internos.
Igualmente, se requiere un análisis del entorno que permita descubrir aquellas fuerzas que están perjudicando o afectando seriamente a la persona, familia o grupo con quienes está trabajando.
El objetivo de la profesional o el profesional de la intervención es, en este caso, promover adaptaciones positivas, corrigiendo o previniendo interacciones inadaptadas (entre la persona y su entorno).