Los planes de Apoyo Conductual Positivo son eficaces cuando producen resultados significativos, es decir, resultados importantes para la persona, la familia, el personal y la comunidad. Dado que las conductas problemáticas pueden interferir considerablemente en la calidad de vida de la persona (por ejemplo, en sus relaciones, en su acceso a las actividades que le resultan atractivas, en su grado de inclusión), es necesario evaluar la eficacia del plan de apoyo conductual en términos de resultados significativos a nivel personal.
A la hora de evaluar un plan de apoyo conductual considere las siguientes cuestiones:
Para decidir qué información recoger y evaluarla debemos guiarnos por los objetivos específicos del plan de apoyo, diseñados para responder a las necesidades individuales de la persona, siendo los objetivos más evidentes a verificar:
Puede ser necesario revisar estos resultados a lo largo de un periodo de tiempo y en diferentes situaciones y contextos (por ejemplo, en diferentes actividades diurnas, en la comunidad, en casa, en el trabajo).
También, puede resultar de interés medir resultados de carácter más global, como los que se derivan de las intervenciones sobre el estilo de vida, a saber: efectos secundarios positivos como el grado de mejora o incremento en la participación en el trabajo; mejoras en el estado de salud (por ejemplo, de disminución en el uso de medicaciones psicotrópicas, reducción del número de heridas causadas por conductas autoagresivas); o aumento del nivel de satisfacción de la persona, de la familia y del personal con los resultados obtenidos mediante la aplicación del plan de Apoyo Conductual Positivo. También pueden medirse los resultados de las intervenciones sobre el estilo de vida en términos de calidad de vida: mayor participación en actividades ocupacionales, comunitarias o de ocio, mayores oportunidades de elección y control, y mejoras de carácter relacional.
El mejor método para recoger la información y evaluar sus contenidos es aquél que proporcione la información más útil con vistas a la toma de decisiones, sin interferir en las actividades habituales del entorno en el que se recoja dicha información. Como se observa en la tabla 6, existen diversas fórmulas para proceder a la recogida de la información:
Antes de seleccionar una opción, pregúntese qué tipos de documentación existen ya en ese entorno y cómo se pueden usar para recopilar información.
Además de determinar qué recoger y cómo recogerlo, es necesario determinar quién o quiénes se van a encargar de hacerlo: