En todas las tareas, existen una serie de elementos que son constantes y ofrecen a la persona que está aprendiendo información sobre cuál es el siguiente paso que debe realizar. Todos hacemos uso de ese tipo de indicios naturales, aunque no de forma consciente. Por ejemplo, si entramos en un restaurante ¿cómo sabemos si debemos dirigirnos al mostrador o sentarnos en una mesa y esperar a que nos atiendan? La cola de gente esperando su turno o la máquina registradora, pueden ser indicios naturales de un restaurante de comida rápida; en cambio, los menús encima de la mesa o los camareros que nos invitan a sentarnos son indicios de un restaurante de tipo más convencional.
Los indicios naturales son propios de cada situación y sólo pueden observarse en el contexto en el que se da la situación. Es necesario identificarlos y enseñárselos a la persona con discapacidad en esos contextos reales. La identificación de los indicios naturales forma parte integrante del aprendizaje de una habilidad y como tal debe incluirse en el análisis de tareas. Por ello, junto a cada uno de los pasos en los que se ha descompuesto la tarea, conviene indicar si existe algún indicio o señal natural que pueda ayudar a la persona en su aprendizaje.
La consistencia en la enseñanza de una determinada habilidad es fundamental, y para ello todas las personas que intervienen en la enseñanza, además de basarse en el mismo análisis de tarea, deben utilizar los mismos indicios o señales.