En ocasiones, las personas con daño cerebral adquirido no sólo tienen dificultades a la hora de sentir y expresar emociones sino que también presentan problemas para percibir, reconocer y comprender las emociones de los demás.
En efecto, las lesiones en zonas determinadas del lóbulo frontal ocasionan déficit en la capacidad de empatía, lo que conlleva:
En otras palabras, la persona puede ser incapaz de ponerse en el lugar de la otra persona.
Debido a estas alteraciones, la persona se puede encontrar con grandes dificultades para establecer y mantener relaciones interpersonales. Hay que añadir que todas estas dificultades pueden y suelen ir acompañadas de una falta de conciencia del déficit por parte de la persona afectada así como de incomprensión por parte de las personas que le rodean, lo cual le hace muy vulnerable al aislamiento social.
Los familiares pueden inadvertidamente alentar el egoísmo. Tras haber superado el trauma, la familia está tan contenta de que su ser querido se encuentre vivo, que es fácil mimarlo demasiado. Es en este momento cuando los miembros de la familia necesitan ser fuertes y reconocer que sus propias necesidades también son importantes y que, a veces, hay que darles cierta prioridad, en lugar de tratar de satisfacer inmediatamente todas las demandas de la persona afectada.
Buenas prácticas