La relación entre enfermedad mental y las situaciones de riesgo y desprotección de menores
Una enfermedad mental es un trastorno que tiene un diagnóstico clínico y cuyas consecuencias interfieren con la capacidad social, emocional y cognitiva de una persona.
Los diagnósticos de este tipo, generalmente, se hacen sobre la base de algunas clasificaciones muy aceptadas dentro de la comunidad médica y científica (como el DSM o el ICD10) y de forma general requieren la presencia de alguno de estos síntomas: alucinaciones, desorden del pensamiento, distorsión severa del humor; conducta irracional sostenida (que indica la presencia de delirios o alucinaciones).
Precisamente por la complejidad de los diagnósticos, por la dificultad de diferenciar lo que puede ser una dificultad o problema de salud mental como algo diferenciado de un diagnóstico clínico de enfermedad mental, es difícil saber con mucha exactitud la prevalencia de la enfermedad mental en el marco de la atención familiar desde los servicios sociales.
Al margen del número de familias afectadas, sí hay una serie de conclusiones importantes que están consensuadas en muchos estudios:
- Los problemas de salud mental de los padres son una razón relevante y significativa por la que muchos menores son remitidos a los servicios de protección a la infancia.
- Hay bastantes evidencias de que existe un vínculo entre la enfermedad mental en los padres y la negligencia con los hijos.
- Los niños cuyos padres tienen una enfermedad mental tienen estadísticamente un riesgo mayor de sufrir consecuencias adversas diferentes al maltrato, como, por ejemplo, la capacidad de desarrollar dificultades o problemas de salud mental cuando se hacen mayores, sufrir complicaciones perinatales u otros problemas de salud en los primeros años de vida, mostrar problemas de conducta en la infancia y en la adolescencia, sufrir las consecuencias asociadas al estrés de tenerse que ocupar del cuidado de aquel padre que tiene la enfermedad mental. No obstante, es importante no caer en la visión tremendista que, a veces, los estudios epidemiológicos nos ofrecen con la mejor intención, queriendo sensibilizar a los profesionales de la intervención de las consecuencias de la enfermedad.
- Hay que considerar que hay algunos factores específicos de las familias con enfermedad mental que van a influir en la capacidad de resiliencia de las familias afectadas. Factores que van a determinar el nivel de vulnerabilidad pero también el nivel de resiliencia.
- Fundamentalmente esos factores son:
- El nivel de conciencia de los padres sobre la enfermedad mental y el reconocimiento de los efectos que la enfermedad tiene en ellos mismos y en especial en los hijos.
- La severidad y la cronicidad de la enfermedad mental y la edad que tienen los hijos cuando la enfermedad mental aparece en el padre que la sufre. Por cronicidad estamos refiriéndonos sobre todo a la serie de episodios de recaída que se reiteran en el tiempo, especialmente cuando estas recaídas requieren hospitalización.
- El hecho de que la enfermedad mental haya sido diagnóstica y se haya puesto en marcha un tratamiento apropiado y que sea seguido y apoyado por el paciente y la familia.