La adopción del compromiso colectivo para la creación de una red de relaciones genuinas entre quienes intervienen en la relación de cuidado, y su permanencia y renovación a lo largo del tiempo requiere un liderazgo efectivo, capaz de motivar y de activar la capacidad y la eficacia de todo el equipo de profesionales, además de promover la participación real de las personas usuarias y familiares en la atención y en la vida del servicio. Un liderazgo de esas características conlleva: